A componer han vuelto los juglares
con ese verso mágico o sagrado;
y vuelven nuevamente sus cantares
tras el candor que el sátiro ha robado.
Y sueñan las sirenas de los mares
con ese verso fino bien rimado
para extirpar del alma los pesares
y descubrir el bien anquilosado.
En el exiguo canto del artista
el sentimiento fluye cual esperma
queriendo fecundar en las pasturas
y trata de volver en amatista
la fe del pueblo mudo por la yerma,
pintando ya de verde las llanuras,
anestesiando en polvo las aristas
ya descifrando en pus a las figuras
y ajusticiando la pasión enferma.
