jueves, abril 24, 2008


Redescubriendo mi ser en el tiempo





Ya sea una cónica perfecta o una cruz de esmeraldas o, tan simplemente, un caracol aturdido por el humo ¡nada me dicen! Mi intelecto sigue su orbita tras los cristales violáceos buscando el antiguo perdón (¡no!, la piedrita filosofal, eso es poca cosa) Yo busco la traza, el misterio, la semejanza absoluta… NUNCA la odiosa teoría del mono ni la rebuscada ponencia del Big Bang -que a decir verdad no explica el origen sino que establece una premisa impostora-
Y viajo, pues, con esta mochila al hombro tras el paladar del universo a través de capricornios, querubines de esporas centellas y huecos - sin adjetivos aun que lo confinen a un diccionario- Y, así lo hago, en un intento por discernir que el tiempo no es una fijación abstracta, ni un decreto de la raza, ni un parir de sátrapas mezquinos.
Ya se hundiera otro Titanic en el océano y Arquímedes esboce su mandato, o mil manzanas rompan mi cabeza y yo gravite en la acera aturdido, me resistiré a creer en la teoría de los cuerpos atados a la caverna que descifran el cosmos a partir de las sombras chinescas.
¡La vida es entelequia, partitura, magia y poesía el tiempo es la osadía del pensar, una presencia regeneradora que conjugados, ambos, pergeñan el futuro!
Y el tiempo….
Es una dimensión de algarabía un latir en rimas Becquerianas, un ejercicio de libertad y conciencia que los ojos pueden apreciar cuando coligen lo infinito.
¡Soy barro! – ya lo sé- pero merezco un ALMA y un AMANECER y por qué no, también, una nueva VIDA.