Es cómo si fuera ayer,
el viento travieso acariciando las praderas y el beso del sol,
tornando en trigo los campos.
Ya no hay mendigos en mi patria,
¡el pan abunda en las mesas y la felicidad de los niños
es una voz que ríe por las calles sin cemento!
No hay secretos en las catedrales y los pobres son felices,
¡no!, por el sermón, sí, por la justicia de la vida.
La madre tiene una cara de luna que ilumina el cielo
y cantan en la plaza los consortes su romanza de amor.
¡Viva la lluvia que baña las heridas
y renueva la bondad de los tallos en flor!
¡Viva el criterio de la madre natura que regala su pecho
a la humanidad lactante!
Tras oír la música de los pájaros y el bosque,
tras oír la risa de los ángeles del cielo...
Quiero contemplar el alma de las cosas sencillas
y veo
"En una casucha humilde, una familia que come enderredor
de una vela, y son felices compartiendo una tortilla
de harina y brasa, de amor y sacrificios"